LA SANTÍSIMA TRINIDAD
Es Un solo Dios en tres Personas: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Es un misterio que no podemos entender con la razón. Sólo podemos comprender cuando Dios nos lo revela.
Es el misterio central de la fe y de la vida cristiana y La Iglesia dedica el siguiente domingo después de Pentecostés a al celebración del día de la Santísima Trinidad.
EL SANTÍSIMO SACRAMENTO
Explica el Derecho Canónico en su canon 897: “El Santísimo Sacramento es el más augusto, en el que se contiene, se ofrece y se recibe al mismo Cristo Nuestro Señor, es la Santísima Eucaristía, por la que la Iglesia vive y crece continuamente. El Sacrificio Eucarístico, memorial de la muerte y resurrección del Señor, en el cual se perpetúa a lo largo de los siglos el Sacrifico de la cruz, es el cúlmen y la fuente de todo el culto y de toda la vida cristiana, por el que se significa y realiza la unidad del pueblo de Dios y se lleva a término la edificación del cuerpo de Cristo. Así, pues, los demás sacramentos y todas las obras eclesiásticas de apostolado se unen estrechamente a la santísima Eucaristía y a ella se ordenan”.
EL ÁNGEL CUSTODIO
Dios ha asignado a cada hombre un ángel para protegerle y facilitarle el camino de la salvación mientras está en este mundo. Afirma a este respecto San Jerónimo: “Grande es la dignidad de las almas cuando cada una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel destinado para su custodia”.
Su misión es acompañar a cada hombre en el camino por la vida, cuidarlo en la tierra de los peligros de alma y cuerpo, protegerlo del mal y guiarlo en el difícil camino para llegar al cielo. No se aparta de él ni siquiera cuando pierde la gracia de Dios por el pecado. Le prestará auxilio para enfrentarse con mejor ánimo a las dificultades y las tentaciones de la vida diaria.
LA VIRGEN MARÍA
La Santísima Virgen María es la Nueva Eva, la Mujer perfecta, llena de gracia y virtudes, concebida sin pecado original, que es Madre de Dios y madre nuestra, y que está en el cielo en cuerpo y alma; y que nos acompaña permanentemente en nuestros esfuerzos por ser cristianos con gran solicitud y amor maternal.
Dios concedió a la Virgen María, estos privilegios que son: su Concepción Inmaculada, su perpetua Virginidad, su Maternidad divina y su Asunción en cuerpo y alma a los cielos.
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